Camino de Santiago
La Virgen en el Camino de Santiago
Parejas jóvenes o mayores, grupos e individuos sueltos, a pie o en bici, hablando idiomas del arco europeo -ingleses, alemanes, belgas, franceses- y, también, por supuesto, del mosaico ancho de nuestras autonomías: catalanes, andaluces, vascos, aragoneses… Forman parte de un río interminable con un caudal superior al medio millón de personas, que a lo largo del año pasa por la basílica de la Virgen del Camino y se dirige a Astorga, en las últimas etapas que desembocan en Santiago de Compostela.
La basílica de la Virgen del Camino forma parte inseparable de la ruta jacobea y es uno de sus lugares emblemáticos. A unos seis kilómetros de la capital, muy próxima a Astorga, está enclavada en una pujante villa y es paso obligado hacia la etapa final de la capital compostelana.
La tradición señala el día 2 de julio de 1505 como fecha mágica del comienzo de todo, una revelación de la Virgen a un pastor de Velilla de la Reina, Alvar Simón Gómez Fernández. Por allí transitaban tempranamente los peregrinos jacobeos. Y allí surgió pronto una ermita. Tras sucesivos cambios, rehabilitaciones y reconstrucciones, el templo se convirtió durante centurias en foco de espiritualidad, en torno al cual a lo largo del año litúrgico tienen lugar celebraciones y romerías -Fiestas de la Virgen, San Froilán…- que atraen a fieles de toda la provincia y, en ocasiones, de territorios vecinos como Asturias y Galicia.
Muestra emblemática del arte contemporáneo
En los años cincuenta un legendario mecenas -Don Pablo Díez- patrocinó la creación de un extraordinario complejo, que incluía un templo de nueva planta y la construcción de un colegio apostólico donde se albergaban más de quinientos alumnos para vivir y estudiar en sus instalaciones. La labor sería continuada por su sucesor D. Antonino Fernández. Se convirtió de pronto el entramado de la Virgen del Camino en un núcleo de irradiación pastoral y artística, con amplia repercusión en la capital y provincia leonesa y en otras áreas a nivel nacional.
El santuario, elevado a la categoría de basílica por Benedicto XVI en el año 2009, es obra del arquitecto dominico Coello de Portugal -fray Curro- que contó con dos artistas de renombre universal: el escultor José María Subirachs, autor de la colosal fachada del apostolado en bronce, así como puertas, ambones, cristo del camarín y objetos ornamentales, y el vidrierista, pintor y escritor Rafols Casamada, responsable del extraordinario lienzo de la vidriera que da cobertura al apostolado de Subirachs. Añadamos a esto la instalación y remodelación del retablo barroco, del antiguo templo, -uno de los mejores de toda la diócesis de León- que llevó a cabo Antonio Lapayese y se comprenderá entonces por qué la Virgen del Camino saltó a las páginas de revistas especializadas como una obra señera del arte religioso contemporáneo, al lado de referentes indiscutibles como Mies van der Rohe, Walter Gropius, Charles-Edouard Le Corbousier.
Soledad y alivio de peregrinos
Como comenta José Fernández Arenas “los peregrinos jacobeos o concheiros, portadores de conchas, (palmeros eran los que visitaban Jerusalén y romeros los que iban a Roma) entraban en León por Puerta de la Moneda, caminaban por la calle de la Rua, siguiendo hasta la catedral y san Isidoro y salían de la ciudad por el puente de san Marcos, continuando por Trobajo del Camino hasta subir a un lugar del Páramo, donde hallaban en aquella soledad y como alivio, el santuario de la Virgen del Camino”.
Ahora se abre ante ellos un espacio grande, confortable y dotado de propuestas, lo que el propio Arenas llama un área de servicios para peregrinos del Camino de Santiago.
En los últimos años el Ayuntamiento de Valverde del Camino, en colaboración con los dominicos, ha puesto a disposición de los peregrinos el Albergue D. Antonino y Dña. Cinia. Situado en un anexo de las instalaciones del antiguo colegio apostólico, tiene una capacidad para cuarenta plazas de literas, comedor amplio, cocina, sala, biblioteca y aparcamiento para bicis y mascotas. Todo ello a precios muy asequibles.
Un universo de sentido
Recapitulando, la Virgen del Camino, referente excepcional de la realidad del Camino de Santiago, constituye un conjunto de registros y claves de extraordinaria riqueza. Su icono ha sido origen de muchas manifestaciones estéticas en diferentes códigos artísticos. Tanto la diócesis como otras áreas de la geografía española e iberoamericana cuenta con “sucursales”, con templos de su misma advocación que extienden su devoción y su memoria.
En clave socio-religiosa se ha erguido a lo largo de más de cinco siglos como un foco, como una fuente de ritos, de fiestas, de costumbres, de piedad con muchas manifestaciones concretas, movilizando masas humanas, inspirando comportamientos éticos, enriqueciendo el folklore. También desde el punto de vista teológico y espiritual ha hecho brotar importantes reflexiones, ensayos, nuevas perspectivas de investigación mariológicas.
Encuentro en el Camino. El reto de hoy
Enclavada en el corazón del Camino de Santiago, ambas realidades, tanto el templo y las instalaciones de la comunidad de dominicos, como el universo del Camino de Santiago están condenadas a entenderse a potenciarse mutuamente. No se descubre nada si decimos que asistimos en la cultura de hoy a una situación de búsqueda y crisis. Decaen ciertas prácticas religiosas y pastorales, mientras brotan nuevas formas de vinculación y comportamientos religiosos desde otros parámetros.
A su vez el Camino de Santiago es una realidad pujante, imparable con claves religiosas, turísticas, económicas, de encuentro con la religión, el arte, el paisaje, la naturaleza. Ambas cosas con una extraordinaria capacidad de movilización. Más de medio millón de peregrinos, lo dijimos ya, pasa cada año a escasos metros de la basílica. La renovación en las instalaciones de la comunidad de dominicos busca también su lugar al sol en tiempos de crisis. ¿Cómo hacer de todo ello un encuentro fecundo y potenciador de cultura, de paz, de nuevas formas de vivencia? La respuesta en gran medida depende de todos.