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Apogeo de migueles en León


30 de julio de 2015

A las doce en punto de una mañana sobresaturada de luz y, en uno de los escenarios más vistosos, más pulcros y abiertos de las calles leonesas –la explanada del Auditorio y de la Delegación Territorial de la Junta, al lado de San Marcos—dio comienzo un evento de gran relieve social, político y artístico. La inauguración de la pieza “el Pendón leonés”, del escultor dominico Miguel Iribertegui realizada a escala, con formato monumental (2 metros de altura por diez de largo, 1300 kilos de bronce). Es una réplica fundida en México y traslada desde allí en barco hasta el puerto pontevedrés de Marín. Mejicana es la familia mecenas que ha financiado esa iniciativa, los Chávez-Morán, una ilustre saga que lleva en tierras de México dos siglos largos, fundada por Miguel Morán, primer alcalde republicano en León (1859), vicepresidente de la Diputación y por dos veces Diputado a Cortes.

Cincuenta pendones procedentes de 34 concejos de la Provincia, desfilaron por las calles del entorno, desplegaron esa inusual y bellísima coreografía de alturas y colores, más el colectivo revestido con trajes regionales que transporta ese conjunto de emblemas, más las músicas cruzadas del grupo mejicano de mariachis Mezcal. Y del grupo tradicional leonés Trancare. Doscientas sillas para un improvisado patio de butacas frente a la majestuosa escultura, cuyas veladuras de tela fueron descorridas por el nuevo alcalde Antonio Silván, ayudado por el representante de la delegación mejicana, Daniel Chávez y Jeanette Dayana Pérez, Presidenta de la Fundación Delia Morán, perteneciente a dicho grupo azteca. Doscientas personas sentadas y muchas otras apiñadas, a pie firme, siguiendo la liturgia inaugural, bajo un sol incandescente. Los ropajes delataban también presencias institucionales de fuste: eclesiásticos, militares, junto a empresarios de la delegación leonesa, gentes del arte, y un innominado y copioso grupo atentos a curiosidades fuertes. Entre los presentes se encontraba el anterior alcalde de León, D. Emilio Gutierrez, el impulsor de la iniciativa de colocar esta escultura de fr. Miguel Iribertegui en un lugar relevante de León, y otros miembros de la anterior corporación municipal que, junto a la actual corporación, contribuyeron a que el proyecto saliera adelante.

En síntesis dos migueles señeros, ausentes, protagonizaron la fiesta grande de este día. Miguel Morán origen de una tribu ilustre que capitanea en México el grupo Vidanta de colosales dimensiones financieras y de servicios en el ámbito del turismo, de viajes, hoteles y aeropuertos y Miguel Iribertegui, fraile dominico que habitó el convento de La Virgen del Camino durante dos largas décadas. Músico, pintor, escultor, escritor, poeta, teólogo es una de las figuras más singulares del mundo intelectual y artístico, a caballo entre los siglos XX y XXI de nuestro panorama español. Amante y profundo conocedor de las tradiciones, especialmente las leonesas, plasmó en códigos de escultura unas admirables series en las que destacan las dedicadas a los aluches leoneses, al soka tira y a los grupos humanos de folk universal (músicos, artesanos...) Ayer no estaba en realidad ausente. Le rodeaba una corona viva, muy cualificada y nutrida de gentes. Familiares –hermanos y sobrinos—viejos compañeros (escultores, restauradores, diseñadores) que fueron alumnos con él en la Academia de Bellas Artes de San Fernando,  así como hermanos dominicos entre los que se encontraban el Prior Provincial, frailes convento de Pamplona, donde pasó sus últimos días de enfermedad, dominicos de Madrid y antiguos compañeros del convento de la Virgen del Camino a escasos ocho kilómetros de centro de León.

“Es un prodigio de fuerza, equilibro y solidaridad” dijo en su intervención, refiriéndose al pendón leonés el alcalde Silván, acentuando esos tres valores que inspiran y constituyen el santo y seña de la Asociación leonesa de Pendones, cuyo presidente Luis Bandera, abría el desfile procesional.

En el Hostal San Marcos se había dispuesto un generoso coctel, trufado de comidas y bebidas típicas de León y del México hondo. Hasta llegar a él los asistentes fueron sorprendidos por dos hechos que llamaban la atención: una muestra de lucha leonesa cuyos corros estaban compuestos por niños y niñas de corta edad, un guiño inequívoco al futuro. Y una cobertura de pendones enhiestos creando un peculiar túnel de acogida en el camino hacia San Marcos. En el claustro superior del hostal seguían dialogando acordes de mariachis y de música tradicional leonesa, como telón de fondo, como atmósfera, mientras circulaban con fluidez bandejas con apañados y sabroso frutos de la tierra. Fue el momento final de intercambios entre una variopinta y extensa nómina de invitados, en la que estaban todos los que eran y eran todos los que estaban.

Crónica: Gonzalo Blanco

Fotografías de: Manuel Martín, Antonio Barreñada, Elena Crespo, León Noticias